lunes, 28 de septiembre de 2009

Nada por la patria. (50)


Según Sebreli, debe desacralizarse y relativizarse el concepto de soberanía territorial y absolutizarse, en cambio, los derechos individuales y la vida humana como lo único sagrado e inalienable. Las condiciones objetivas del mundo actual están en contra de los nacionalismos. Su auge es sólo aparente, lo profundo es la internacionalización. "Aunque se escandalicen las anacrónicas izquierdas", advierte este ilustrado de izquierdas, son los capitales multinacionales -Coca-Cola, Fiat, Bundesbank- los que crean las condiciones materiales para una sociedad mundial. Si las transnacionales no tienen patria, como su propio nombre indica, es suicida que la tengan sus víctimas.
Cuando los nigerianos recogen fresones en el Maresme, los pakistaníes reparten butano por Barcelona y los peones venidos de Casablanca mueren bajo la techumbre del cine Pelayo, daría risa, si no fuese criminal, que en la escuela laven el cerebro de sus hijos con don Pelayo o Guifré el Pilós, Covadonga o Monserrat, la Marcha Real o Els Segadors. Educar para la diversidad significa decir, como aquel viejecillo gordo y simpático llamado Juan XXIII, que es más importante lo que une que lo que separa. Lo que une o separa a las personas una por una, eso sí, por causa de afinidades electivas o aversiones individuales, no por culpa de esas entelequias estúpidas y mortíferas llamadas Iglesia, Nación o Fútbol Club.
Educar, para la diversidad conlleva, por supuesto, ciertas coerciones. Dado que cada persona debe ser tratada como tal y no como integrante de una comunidad u otra, son los derechos concretos de la persona y no los hipotéticos de la comunidad los que deben tener primacía. Del mismo modo que no puede haber crucifijos en las aulas de una escuela pública y las madres subsaharianas de Mataró que extirpan el clítoris de su hija tienen que ir a la cárcel, las niñas musulmanas han de dejar el chador en casa. Etcétera. En cuanto a la lengua... Bueno, este es el asunto más grave en las escuelas de Cataluña.

1 comentario:

Javier Romero Pascual dijo...

"Dado que cada persona debe ser tratada como tal y no como parte integrante de una comunidad u otra" pero...¿estamos seguros que esa persona, cualquier persona, puede definirse al margen de la comunidad a la que pertenece?
Lo pongo en duda.