jueves, 29 de octubre de 2009

Català al cinema, español en el aula


Iván Tubau en El Mundo.

Tants drets i obligacions han de tenir els ciutadans en l'una com amb l'altra. ¿Dret a triar la llengua d'una pel•lícula? Sí. I dret a català i espanyol, en igualtat de condicions, como a llengües vehiculars de l'ensenyament a totes les escoles. Sobretot a les públiques, que per això les paguem tots.

REQUEJO: MAGNÍFIC l'avantprojecte de Llei del Cinema de Catalunya del conseller Tresserras. Clar i català: a Catalunya hi ha dues llengües oficials, la pròpia i l'altra, per tant és una anomalia que gairebé totes les pel·lícules que passen per les sales de cinema s'exhibeixin doblades al castellà i les poques en versió original portin els subtítols també en castellà. Amb la nova llei serà obligatori que quan hi hagi més de quinze còpies d'una pel·lícula -que vol dir més públic previsible-, la meitat siguin en català. I si no, multa. Fins a 75.000 euros.

BORRELL: Home, Requejo, això sembla propi de dictadures franquistes o estalinianes, no d'un Estat de Dret -encara que sigui monàrquic- basat en la democràcia i el lliure mercat capitalista. Ja sé que tu, com a xarnego patriota, ets més papista que el Papa. Però permet-me que et recordi un parell de coses. Primera, que de llengua pròpia només en tenen les persones. Llengua del territori és una formulació totalitària. Feixista. Hitleriana i mussoliniana més precisament. I segona, que versió original és un concepte dificultós: una pel·lícula produïda per Jaume Roures sobre guió en castellà d'Arturo Pérez-Reverte, dirigida per Alejandro Amenábar i interpretada per Javier Bardem i Sharon Stone doblats al català per Joan Pera i Sílvia Munt, ¿és la versió original catalana?

REQUEJO: Tu sempre li busques tres peus al gat.

BORRELL: Que gairebé tots els tenen, tres peus. Fins i tot n'hi ha que en tenen quatre.

REQUEJO: ¿És un acudit de català de soca-rel això que dius, que els xarnegos patriotes no li acabem de veure la gràcia? El conseller ha dit coses molt importants, molt convenients per fer país: que aquesta llei es fa a favor de la llibertat de la gent, perquè tothom pugui triar entre català i castellà, i que s'ha de tenir en compte la realitat sociolingüística.

BORRELL: T'ho diré en castellà, ja que de patriota no en sóc: así se las ponían a Fernando séptimo. Primer: a Catalunya hi ha dues llengües oficials (ja hem quedat que pròpia és impropi): el català i l'espanyol o castellà, oficial a tota Espanya. Tants drets i obligacions han de tenir els ciutadans en l'una com amb l'altra. ¿Dret a triar la llengua d'una pel·lícula? Sí. I dret a català i espanyol, en igualtat de condicions, como a llengües vehiculars de l'ensenyament a totes les escoles. Sobretot a les públiques, que per això les paguem tots. Pel que fa a la realitat sociolingüística... Més de dues terceres parts de la població escolar catalana tenen el castellà com a llengua pròpia, primera, familiar, materna o digues-li com vulguis. ¿Què vol dir això? Mira el títol de l'article.

miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Por qué llaman género al sexo? (IV)


Jesús Royo en La Voz Libre.


Decíamos que todo el pleito 'sexolingüista' procede de la confusión entre sexo y género: mientras el género femenino siempre supone sexo femenino, el género masculino tiene dos significados, el sexo masculino y el 'término no sexuado'. Y que, por tanto, si en 'las españolas' nos referimos siempre a mujeres, en 'los españoles' debemos precisar: 'los españoles' incluye a 'españoles y españolas'. Eso es así, y no hay que buscar en ello agravios inexistentes.

¿Qué pasaría si eliminásemos los casos 'no sexuados', como pretende el 'sexolingüismo'? Normalmente nada grave, salvo que haríamos el ridículo, como lo hacen los 'políticamente correctos' cuando dicen 'catalanes y catalanas', 'arquitectos y arquitectas'. Pero hay casos más chuscos, que demuestran hasta qué punto la lengua castellana -y todas las latinas- rechazan esa eliminación. Nunca podríamos decir 'todos', a no ser que sea un grupo de sólo machos: deberíamos decir 'todos y todas'. 'Nosotros' tampoco, si somos un grupo variopinto: los varones deberíamos decir 'nosotros y vosotras', y las hembras dirían 'nosotras y vosotros'. A las mujeres les estaría prohibido decir 'nosotros'. 'Los españoles somos...' ¡No! Sería: 'los españoles y las españolas somos y son...' o 'son y somos', depende del sexo del hablante.

En el caso de las parejas, la eliminación del término no sexuado resulta especialmente mutilante: una pareja hetero no podría decir 'los dos', sino sólo 'tú y yo'. Lo mismo pasaría con 'ambos': debería ser 'uno y otra' o 'una y otro'. Pero es que incluso no se podría predicar nada en común para una pareja hetero: 'estamos casados' debería ser 'yo estoy casado y tú estás casada'. No podríamos hablar de 'mis padres', sino de 'mi padre y mi madre': fíjense que 'mis padres', para los sexolingüistas, es equivalente a 'mis madres', apto solo para parejas homosexuales. ¿Comprenden la aberración que supone el nombre de las AMPA -Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos-, que han sustituido tristemente a las APA? Según los sexolingüistas, no podemos ir a casa de los suegros, sino del suegro y la suegra, ni de los tíos -el tío y la tía-, etc.

Finalmente, 'los coches y las motos han de ir provistos de matrícula'. ¿O mejor 'provistos/provistas'? Si llevas el pantalón y la camisa sucios, ¿deberá ser sucio/sucia? Pero supongamos un sexolingüismo rebajado, que admita el masculino cuando no intervenga el sexo -o sea, 'motos y coches provistos', 'pantalón y camisa sucios' pero 'conductores y conductoras provistos y provistas'-. ¿Habrá que ir pensando en cada momento si los géneros diferentes se refieren a sexos diferentes? El 'sexolingüismo' nos obliga a pensar siempre en el sexo: ¡eso sí que es sexismo en el lenguaje!

Como ven, señores, esto no hay quien se lo trague. En conclusión, olvidémonos del 'sexolingüismo'. Es una solemne tontería, una normativa ridícula, fruto del calentón de alguna mente acomplejada. La lengua está muy bien tal como está.

lunes, 26 de octubre de 2009

ERC o la política como estética


La opinión de Carlos Silva, asesor del Parlament de Catalunya y ciudadano hospitalense.


La crónica de los últimos días nos devuelve a ERC en gloriosa plenitud, convertidos en los auténticos estetas de la política catalana. La semana de celebraciones que empezó con un remake personal de la noche de Walpurgis, concluyó el pasado domingo con la ascensión en cuerpo y alma del ungido a los montes santuario de Nuria y el Puigmal. Sostenía Walter Benjamin que el Fascismo significaba la introducción de la estética en la vida política. Con estos actos públicos ERC entronca, pues, con una de esas tradiciones de antiguo tan de su agrado, de manera que sólo a través de un análisis estético podemos llegar a tener una intuición del significado de sus actos públicos.

Empecemos por el principio. La marcha nocturna de antorchas en recuerdo del Presidente Companys. Por si sola, la asociación de fuego y noche nos permite un viaje a través de la historia universal de la infamia: aquelarres, autos de fe, los desfiles de antorchas en el congreso del Partido Nazi en Núremberg en 1934. La muerte como escenografía imponente, atemorizante, de fondo, y el fuego que limpia, que ilumina, que profetiza el alba de un nuevo amanecer, de un nuevo orden. Mala poesía para un conjunto de malos actores. Me quedo con la parodia, siempre mucho más próxima al núcleo de verdad de las cosas. Me quedo con la primera asociación de ideas que me vino a la cabeza cuando me topé con las imágenes de Puigcercós, Laporta y Portabella desfilando silentes, circunspectos, sus rostros iluminados con el reflejo ámbar de las llamas. Me quedo con la imagen del Ku kux klan, los grotescos penitentes, y como, por un momento, imaginé que al llegar al final de su paseo no les esperaría un púlpito desde el que lanzar sus soflamas extáticas, sino una gran estelada incandescente alrededor de la que se dispondrían de manera ordenada, obediente, un poco ridícula, como preguntándose ¿y ahora qué?

El instante epifánico no llegaría hasta el fin de semana siguiente con el acto de proclamación de Puigcercós como candidato a la Generalitat en el santuario de Nuria y su secuela en forma de ascenso al Puigmal. Algunos lo podrían interpretar como una prueba de la existencia de Dios, pero lo cierto es que el tiempo ayudó a subrayar el aspecto ceremonial, ritual, del acto. Joan Puigcercós, los brazos extendidos, el santuario de Nuria como telón de fondo, reforzando, debido al frío, el abrigo de su escasa americana con un chaleco cortaviento que le proporcionaba la tirilla curial de rigor, nunca tuvo mayor aspecto de párroco rural. El elegido, tendiendo sus brazos, se ofrecía en sacrificio a su pueblo: ““¡Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz! Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya” Entonces, se le apareció un ángel que le confortaba.”

Grande como es la tentación de seguir el hilo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo como referente de nuestro análisis iconográfico de la escenografía republicana, la auténtica madre del cordero (pascual, en este caso) la encontramos en la épica del Éxodo y el mito de Moisés liderando al Pueblo Elegido hacia la Tierra Prometida, en concreto en el episodio del Monte Sinaí y la alianza entre Yahvé y el pueblo de Israel. A los tres meses de salir de Egipto, Moisés y los hijos de Israel fijaron sus tiendas a los pies del monte Sinaí, tras lo cual Moisés subió a lo alto para hablar con Dios a solas. Éste le expuso las condiciones del pacto: “Si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Moisés, todo hay que decirlo, no tan cargo electo como Puigcercós, aceptó y Dios le transmitió la sabiduría contenida en las tablas de la Ley. Del mismo modo, con una ingenuidad y un infantilismo dignos de mejor empeño, Joan Puigcercós, acompañado de otros reconocidos escaladores de acantilados como Joan Puig, ascendió hasta la cumbre mítica del Puigmal, una vez ungido por su pueblo a los pies del santuario. Allí, selló de forma simbólica su pacto con el destino y la nación catalana plantando una estelada en la cima (aquí notamos la interferencia de las narrativas heroicas de Edmund Hillary y la coronación del Everest y Neil Armstrong y la llegada del hombre a la Luna). Hasta aquí todo encaja. Incluso los tres meses previos en el desierto de Moisés y los israelitas parecen una alusión vaga al preámbulo del gobierno tripartito. Pero, quizás, no todo esté ya dicho. Hay una parte de la historia que debería preocupar al líder y candidato independentista.

Al descender del Monte Sinaí, Moisés descubrió que los israelitas se habían cansado de esperar, de dilaciones, de oír promesas que acababan en nada, y, en su ausencia, habían construido un becerro de oro al que adoraban desenfrenados, pensando que tanto Dios como su líder se habían olvidado de ellos y que estos dos viejos ídolos eran cosa del pasado y ya no podían ofrecerles nada. Quizás la réplica de Esquerra a este capítulo de la historia esté todavía por escribir o esté siendo escrita en estos momentos. Quizás pronto veamos a un Puigcercós atónito, desconcertado, ante el espectáculo de sus propias huestes danzando embriagadas alrededor del becerro de oro de Reagrupament y las promesas de Carretero, su sumo sacerdote, de liberación de la buena, de la de verdad.

Lo preocupante de los despliegues escenográficos, ramplones pero voluntariosos, de ERC no es la mayor o menor sensibilidad estética que demuestran, sino la predominancia en ellos de un tema literario, el del artist manqué, o personaje frustrado, que incapaz de convertir en acto sus propias ambiciones, de transformar en arte la realidad, acaba intentando transformar la realidad en arte. Don Quijote es un artist manqué. Madame Bovary es una artiste manquée. Los asesinos en serie son, desde un punto de vista narrativo, artistes manqués. Adolf Hitler era, definitivamente, un artist manqué. Lo cual, cerrando el círculo, nos lleva de vuelta a Walter Benjamin y el principio de este artículo. Concluía, Benjamin, el pensamiento con el que abría este escrito sosteniendo que todos los esfuerzos dirigidos a hacer de la política una estética culminan, inevitablemente, en una sola cosa: la guerra. Por supuesto, eran otros tiempos y el filósofo alemán no hacía sino presentir la catástrofe que se cernía sobre Europa y que se llevaría su propia vida por delante. Por supuesto, el significado de sus palabras iba dirigido a un análisis más profundo, no sólo del fenómeno del fascismo, sino de los modos de producción y la sociedad de masas. Pero a veces es imprescindible simplificar o agarrarse a la anécdota para llegar a la verdad de las cosas. Puigcercós y ERC deberían meditar cuando fomentan de forma irresponsable la fractura de la sociedad catalana y se auto engañan con ensueños en que todo es posible de manera indolora, sin fricciones, la conclusión espontánea de un proceso inevitable. ERC y el independentismo catalán juegan con fuego real, un fuego que quema más que el de las antorchas nocturnas, al intentar convertir sus fantasías en realidad a cualquier precio y a despecho de cualquier consecuencia, manipulando, con sus escenificaciones de cartón piedra, la opinión de una ciudadanía aletargada, pasiva, a merced de unos adolescentes irresponsables.

domingo, 25 de octubre de 2009

La guerra de las heces


Antoni Puigverd en La Vanguardia


Como el adicto sexual contemplando un espectáculo pornográfico, los socialistas y sus compañeros de viaje se frotan las manos ante la posibilidad de que el PP se hunda en sus miserias. Esta euforia tiene peligro: revela sin rubor la propia debilidad. Incapaz el PSOE de mantener la confianza de los ciudadanos en sus proyectos, debe insistir en la demonización del PP. Lo mismo sucede en Catalunya: es casi obscena la euforia con que el PSC ha hincado el diente en el muslo de CDC por la vinculación de las execrables cuentas del Palau con la Fundació Trias Fargas. Revela una impotencia irreparable: después de seis años de gobernación de la Generalitat, todavía la suerte del PSC depende de los fallos de un partido que lleva años en el más puro ostracismo. La respuesta de los partidos atrapados con las vergüenzas al aire es el ventilador. Intenta el PP que el foco mediático se aleje un poco de Valencia y se fije algo en Andalucía (líos familiares de Manuel Chaves) o Castilla-La Mancha, cuya Caja de Ahorros, dirigida por un conspicuo (¡y moralizante!) socialista, ha dejado un agujero en el que podrían enterrarse unos cuantos émulos de Don Vito. Lo mismo hacía ayer Artur Mas recordando que, si las cuentas de la Trias Fargas son feas, no lo son menos las que vinculan la obra social de Caixa Catalunya con la Rafael Campalans, fundación del PSC. "¡Y tú más!".
La política se está convirtiendo en un vertedero de basuras y muchos ciudadanos de buena fe lo lamentan, deprimidos. Habrá que hacerles una pregunta dolorosa: "¿Creen todavía en los Reyes Magos?". Mejor que lamentarse ante la monumental letrina, mejor que esperar la llegada de un profeta que nos libre de unos males característicos de la condición humana, mejor que discursear en plan Savoranola contra los vicios de la política, mejor que todo eso es recordar qué cosa es la democracia: no la Academia de Platón, sino el terreno de juego en el que unos conflictos dirimidos a tiro limpio en otras épocas, ahora se confrontan con malas artes, pero pacíficamente. La democracia es el comercio de los intereses. Los intereses se revisten con ropajes ideológicos, pero acostumbran a ser intereses humanos, demasiado humanos. No es extraño que, de vez en cuando, los ropajes, gastados por el uso y convertidos por la crisis económica en harapos, acaben mostrando los intereses al desnudo. Las heces del Palau desempatarán la lucha a muerte que se libra desde hace años por la Generalitat. Y las del clan del Bigotes mantienen vivo el pulso entre los dos grandes partidos, un pulso que la crisis económica decantaba de manera irreversible.

¿Demasiado cínico? Contéstenme sinceramente: ¿Qué creen que es más verdad: la entrada de Zapatero en una mezquita proclamando la paz, la procesión de las antorchas por Companys, con su liturgia de martirologio laico, el apoyo del PP a la causa antiabortista o la guerra de las heces?

sábado, 24 de octubre de 2009

Teatro, toros, cine.


La opinión de Albert Boadella en La Razón.


Una nueva ley... Esta música me suena. Es la funesta manía de legislar, por llamarlo de alguna manera, cuando lo que se quiere es controlar. También se subvencionó el teatro en catalán con la buena intención de protegerlo. ¿Protegerlo de quién? Y ahora también se ha legislado para acabar con los toros. No hay que darle más vueltas: estamos ante un proceso de secesión de Cataluña que va tocando todos los ámbitos. Lo que sucede es que ahora se intentan buscar las fórmulas legales para ponerlo en práctica, hecho que no debería sorprenderno. En Cataluña, que esta ley de Cine vaya a perjudicar a los distribuidores y a las salas, tiene una mínima importancia: todo está aderezado por un «staff» de gente que va dictando estas cosas; sin embargo, el problema es que la ciudadanía calla, en este y en otros asuntos. Ellos podrán dictar lo que les parezca, pero nadie va a levantar la voz. Los medios catalanes son los primeros que no van a decir nada o si lo hacen será de manera sutil porque forman parte del régimen en Cataluña. Todo está basado en un modelo nacionalista completamente radical, es lo que hay. Se avanza milímetro a milímetro en cada sector de la sociedad. No existen, por ejemplo, compañías de teatro en lengua castellana en Cataluña; las pocas que actúan allí son de fuera, un hecho que ha sucedido con el beneplácito de toda la profesión teatral, no ha habido ni una sola protesta dentro de un colectivo que siempre se llena la boca con el concepto de libertad. Y el mundo del cine no es ajeno a este contexto. Esta situación puede provocar que se acabe haciendo un cine pequeño. Y es que el catalán es un cine de mínimo interés.

viernes, 23 de octubre de 2009

Eduardo Mendoza y la omertá catalana


2 preguntas de las que han hecho a Eduardo Mendoza en El Cultural.


-¿Cree, de todas formas, que la aprobación del Estatut vuelve a abrir una brecha con el resto de España?
-Creo que sí, y es parte de este malvivir que llevamos; creo que hay muchas negociaciones pendientes, mucha comunicación que reestablecer, y un evidente victimismo catalán que no nos hace ningún bien, y que se complementa con la omertá que a veces nos explota en la cara, como en el caso del Palau.

-¿Omertá, ley del silencio?
-Sí, porque habían convertido el Palau en un símbolo del catalanismo, sin que tuviera que serlo, y de pronto se nos cae. Y ahora no saben qué hacer. La diferencia con el pasado es que ahora los sinvergöenzas acaban en la cárcel con sus cómplices, aunque debemos ser un país riquísimo porque a pesar de los escándalos de Marbella, Görtell, De la Rosa y demás no hay pueblo perdido que no tenga su polideportivo de Norman Foster.

jueves, 22 de octubre de 2009

¿Por qué llaman género al sexo? (III)


Jesús Royo en La Voz Libre.

El 'sexolingüismo', vamos a llamarlo así, pretende que el masculino sólo deba usarse para el sexo masculino, no para el 'término genérico', que incluye a machos y hembras. Eso significaría que el sexo es obligatorio: si existe un femenino que indica sexo femenino, el masculino sólo puede referirse al sexo masculino y no al grupo que incluye ambos sexos.

Es decir, si existen 'las vascas', que se refieren a las hembras, entonces 'los vascos' sólo puede referirse a 'los vascos varones': ergo, para referirse a 'las personas vascas' deberemos decir, tal como decía Ibarretxe, "vascas y vascos".

Eso implica que deja de existir el significado 'genérico': sólo nos podemos referir a machos o hembras, no al conjunto. Si queremos hablar del conjunto de los dos sexos, debemos sumarlos: vascos y vascas. De repente, dejamos de tener en la lengua todo un grupo importantísimo de significados, los 'términos genéricos' en que no se contempla la 'marca de sexo'. Perderemos los significados de, por ejemplo, 'obreros, paisanos, profesores, conductores, perros, ciudadanos, políticos, enfermos, padres...' y deberemos sustituirlos por 'obreros y obreras, paisanos y paisanas, profesores y profesoras, conductores y conductoras, perros y perras, padres y madres, etcétera'. ¿Ustedes creen que es defendible una tesis semejante? Pues los 'sexolingüistas' la defienden, porque si no, dicen, sería un sexismo intolerable. A mí, señores, se me escapa la razón de que eso sea sexismo y de que sea intolerable. ¿No creen que, en todo caso, es más sexista la postura que decreta el sexo obligatorio para el masculino, o sea que si hablamos de 'los perros' sólo podamos entenderlo como 'los perros machos'?

Tenemos un caso en el que usamos el femenino en vez del caso, digamos, 'neutro': en las expresiones 'despedirse a la francesa', 'habas a la catalana', ¿resulta ofensivo referirse a un hombre -varón- como que viste 'a la italiana'? Y puestos a que resulte ofensivo, ¿no creen que es una ofensa para los varones que nuestro sexo quede ambiguo, que sea prescindible, que haya que explicitarlo, mientras el sexo femenino siempre se da por supuesto? Señores -y aquí incluyo a las señoras, claro-: esto no tiene pies ni cabeza.

Pero hay más. Hay algunas palabras en que el sexo sí es obligatorio: no admiten el significado 'sin sexo' o 'con ambos sexos'. Es el caso obvio de 'varón-hembra', pero también el de 'dama-caballero': para referirnos al conjunto sólo podemos decir 'damas y caballeros'. Los 'caballeros' siempre son machos. Igual que la palabra 'marido'. Pues bien, los 'sexolingüistas' pretenden que todas las palabras susceptibles de tener sexo, como 'niños', sean como 'damas y caballeros', con el sexo incorporado y siempre presente.

Todo este pleito es inventado, basado en una ofensa inexistente. Es un error decir 'obreros y obreras', porque 'obreros' ya incluye a 'obreras': sería como decir 'muebles y sillas'. Si queremos despejar la ambigüedad de 'obreros' diremos 'los obreros varones' o 'los obreros, varones y hembras'. Eso, cuando el contexto no lo deje suficientemente claro, que casi siempre lo está.

martes, 20 de octubre de 2009

El Puigmal y los cojones


La opinión de Manuel Trallero


El señor Joan Puig ha subido al Puigmal en compañía de destacados miembros de ERC tras el congreso extraordinario celebrado en Núria. Ya me gustaría saber a mí la que se armaría si el PP hiciera un congreso en El Escorial, pongo por caso. Por lo visto esto de subir montañas con fines políticos ya sea para sufrir una revelación (Pujol de jovencito en el Tagamanent), fundar un partido en Montserrat o para convocar elecciones como hizo el presidente Pujol desde la cima del Aneto es una cosa intrínsecamente catalana, algo así como Moisés recogiendo las tablas de la ley en las alturas.

Ignoro por completo si el señor P. J. tiene o carece de esos artilugios viriles, antes llamadas “las partes” y también conocidas como “las vergüenzas”, que por lo visto son necesarios para ascender al Puigmal. Pero recurrir a la testosterona para explicar la “inimaginable” ascensión desde Núria al Puigmal, donde ni siquiera hay mil metros de desnivel, produce un cierto repelús, y dudas sobre el coeficiente mental del señor Joan Puig y de aquellos que le permiten decir semejantes sandeces.

Lo que sí puedo asegurar es que un servidor habrá subido a esa “colina con vacas” como se la define en el Centre Excursionista de Catalunya una veintena de veces. Y estoy en condiciones de afirmar que si yo he sido capaz de ascender a semejante montaña, no es que pueda subir el señor P.J —es que puede subir hasta el Pato Donald. En la cima del Puigmal he visto desde cocinar una paella por un grupo de señoras valencianas, bombona de butano en ristre, hasta bailar una sardana con cobla incluida. Lo siento mucho pero de verdad que no es el Everest ni el K-8.

¿Por qué llaman género al sexo? (II)


Jesús Royo en La Voz Libre.


El género es de las palabras. El sexo es de las -algunas- cosas, los animales sexuados. En la lengua, sólo unos pocos de esos animales sexuados incorporan el sexo a sus nombres y, entonces, diferenciamos macho y hembra: caballo-yegua, gallo-gallina, oveja-cordero, perro-a, gato-a, león-a...

Pero no 'jirafa', que es femenino independientemente de que sea macho o hembra; o lo mismo sucede, por ejemplo, con dinosaurio, rata o ratón. Pero sobre todo, hay un animal en el que el sexo es importante, decisivo: es el hombre, en el que se oponen hombre-mujer. La mayor parte de los nombres que incluyen el rasgo 'hombre' podrán aplicarse el rasgo 'sexo': profesor/a, catalán/a, suegro/a, yerno/nuera, caballero/dama...

¡Atención! Dijimos que los nombres tienen adjudicados un género, uno sólo. Entonces, ¿por qué hay nombres que cambian de género, como gato-a? La respuesta es: no cambian de género, sino de sexo. Los adjetivos sí cambian de género: adoptan el del nombre al que complementan. Pero los nombres no cambian de género. El cambio de gato a gata es un cambio de 'cosa' -independientemente de que sea 'poca cosa'-. Son dos nombres diferentes, tan diferentes como gallina-gallo o mujer-hombre. En gato-gata no hay un cambio de género, sino de sexo: la terminación 'o-a' aquí no es un gramema, sino un sufijo. La lengua usa los sufijos para ahorrarse palabras: con una misma raíz como 'gat', usamos el sufijo de sexo 'o-a' para referirnos a los dos sexos de una misma especie.

Pero resulta que, en los casos en los que es pertinente el 'morfema sexo', siempre el sexo masculino es de género masculino y el sexo femenino es de género femenino. Ahí está el quid de la confusión entre género y sexo. Es decir, el macho gato es de género masculino, porque existe el nombre de la hembra, gata, de género y sexo femenino. Por la misma razón, el caballo-macho será masculino porque existe yegua, hembra y femenino. Pero el macho jirafa es de género femenino, porque no existe la oposición de sexo, es decir 'el jirafo'.

En estos casos en los que hay 'morfema sexo', si queremos referirnos a ambos sexos, o si queremos hacer abstracción del sexo, usamos el género masculino: 'el hombre' puede significar 'toda la especie humana' o 'la mitad de ella, los machos'. Es decir, el género masculino en estos casos sirve para designar dos cosas diferentes: el todo y la parte. Se trata del fenómeno de la homonimia: hay tres significados (genérico, macho, hembra) y sólo dos significantes (masculino, femenino) y el masculino se aplica a los dos primeros. Por lo tanto, el masculino es ambiguo. Las ambigüedades a las que da origen se suelen resolver por el contexto. Si digo "el profesor debe vestir correctamente" seguramente me estoy refiriendo a ambos sexos, profesor y profesora. Pero si digo "las alumnas se enamoran del profesor", seguramente me refiero al profesor de sexo macho. Es así de simple: tan simple como la ambigüedad de 'banco', en que adivinamos si es 'para sentarse' o 'para sacar dinero' sólo a partir del contexto. Puede haber gente a la que pongan nerviosa las ambigüedades, pero es la cosa más corriente de todas las lenguas. Pedir que se diga "el profesor/profesora debe vestir correctamente" es lo mismo que exigir que en la frase "se rompió una pata del banco" se explicite 'banco-de sentarse'. Una memez.

domingo, 18 de octubre de 2009

Cruz y raya


Yo reventé entonces: cuando vi que había gente a quien molestaba que se dijeran cosas que a mí me parecían normales. Ahí empecé a ponerme mosca.
O sea que, de repente, caigo en la cuenta de que me han hurtado mi lengua, de que me han hurtado mi historia, de que no me dejan explicar y defender lo mío... Y en ese momento es cuando digo: "Cruz y raya. Se ha acabado.

sábado, 17 de octubre de 2009

Un "chuloputas" anda suelto por Catalunya


La opinión de Manuel Trallero


Hubo una vez que en Convergència había señores. Señores como Roca, como Alavedra, como Pomés o Ramon Trías Fargas. Eran lo que fueran, pero eran unos verdaderos caballeros. Ahora han venido las rebajas y hemos de sufrir a sujetos de la catadura moral de un tal Agustí Colomines, precisamente director de la fundación Trias Fargas de CDC que tras haber recibido cuantiosas ayudas del señor Fèlix Millet tiene los bemoles de amenazarnos –es decir de chantajear a todo un país, en el estilo más barriobajero y mafioso posible – diciendo que va “a tirar de la manta, poner el país en crisis y convertir esto en Italia”. Si tiene algo que decir que se vaya al juzgado de guardia y lo denuncie. Si lo sabe y no lo hace, incumple gravemente con su deber. Si no habla y se calla nos está injuriando y si no lo cesan de inmediato CiU queda absolutamente a la altura de betún. No vale poner en marcha el ventilador de esparcir la mierda y después hacer mutis por el foro.
Felip Puig se ha equivocado gravísimamente con este sujeto.
Buenas tardes y buena suerte.

viernes, 16 de octubre de 2009

Carlos Zanón: tarde, mal y nunca


Una columna de Loquillo en El Periódico de Catalunya.


El pasado 11 de septiembre, un grupo de trabajadores abroncó al presidente de la Generalitat, José Montilla, al grito de «Menos Estatut y más trabajo». Supimos hace unas semanas que a la burguesía catalana uno de los suyos les había robado la cartera en su propio Xanadú, el Palau de la Música. Según cifras oficiales, Barcelona va a la cabeza en lo que a número de asesinatos se refiere, la delincuencia global se ha instalado en Barcelona con los gastos pagados. Un ejemplo: la heroína ha vuelto a venderse a precio de saldo para captar nuevos clientes, mientras la beautiful independentista se pasea por la Rambla con el brazo en alto y los cuatro dedos extendidos.
Rabinad, Marcé, Candel y Vázquez Montalbán narraron la vida y obras de la Barcelona de la guerra civil, de la posguerra, la emigración y el tardofranquismo. Años después, fue Casavella quien retrató la Barcelona posmoderna (la moderna nunca existió). Hoy es el poeta y escritor Carlos Zanón (Barcelona, 1966) quien, desde su novela Tarde, mal y nunca (Saymon Ediciones), nos describe la Barcelona real, la de ahora mismo, la de las calles y barrios golpeados por la crisis económica y deteriorados. Un rostro urbano que da al traste con la bucólica imagen que nos han querido vender desde el ayuntamiento.
El párrafo que sigue, de Carlos Zanón, muestra una visión de Barcelona a la que muchos están poco acostumbrados:
«El barrio hace tiempo que está harto. Los chicos, aburridos. Blancos, amarillos o negros. En eso sí que coinciden, mientras que los viejos no olvidan que, de un modo u otro, ellos también han sido estafados. Tolerancia, diversidad y mestizaje son pedazos de eslóganes que quedan bien en editoriales que en el barrio nadie lee, canciones que no se escuchan o discursos escupidos por políticos a los que muchos ni siquiera pueden votar. Y la gente vive, se quiere y se odia y soporta como mejor puede. Unos llevan pañuelos, otros hacen demasiado ruido con las radios, y muchos recuerdan con nostalgia cuando la ciudad era una señora de anchas caderas, rancia y distinguida, que sabía esconder la basura bajo alfombras y calabozos».

miércoles, 14 de octubre de 2009

En Cataluña nunca pasa nada


Miquel Porta Perales en ABC


A un observador que llegara a Cataluña le sorprendería la facilidad con que la política catalana engulle la realidad para, a renglón seguido, concluir que aquí no pasa nada. Nuestro observador no entendería nada y se preguntaría cómo es posible que, en un lugar en donde pasan tantas cosas, figura que no pasa nada. Confieso que a mi también me cuesta entender que no ocurra nada. Si pienso en los informes encargados por la Generalitat, no entiendo por qué se pidieron, por qué algunos aparecen sin firma, por qué otros se encomendaron después de ser recibidos, por qué se pagó lo que se pagó y por qué no fueron realizados por funcionarios del departamento correspondiente.
Lo curioso del caso es que el consejero responsable de dilucidar el asunto -que acepta que muchos de esos informe son inútiles y caros- tampoco entiende nada. Lo curioso del caso es que, al finalizar la sesión de la comisión de control correspondiente, los diputados salieran de la sala sonriendo y dándose palmadas en la espalda como si aquí no pasara nada. Y como aquí no pasa nada, como aquí todo sigue igual pase lo que pase, no se constituye ninguna comisión de investigación y al día siguiente se conoce un informe en que se hace una lista de periodistas desafectos.
Si dejo los informes y me detengo en el espionaje a posibles candidatos a la presidencia del Barça, ¿qué es lo que pasa? Lo han adivinado: nada. Resulta que no se trata de un caso de espionaje, sino de «auditorías de seguridad». Una minucia. Nada. Y tampoco pasa nada por el hecho de que sólo se espíe -perdón, «audite»- a los candidatos que no gozan de la preferencia del señor presidente del Barça. Y tampoco pasa nada al comprobarse que la auditoría se hace a espaldas de los auditados. ¿Por qué los propios auditados no protestan ni denuncian la intromisión en su vida privada y profesional? A ver, ¿por qué iban a hacerlo si aquí no pasa nada? Otra pregunta: ¿por qué nadie dimite? Porque, no pasa nada. A lo sumo, lo que pasa -dicen- es que alguien quiere desprestigiar al club y a su presidente independentista. En fin, un ataque en toda regla a Cataluña. Me temo que el Barça sigue siendo más que un club.
En el llamado «caso Millet» ocurre algo parecido. Si escarbo en el asunto -hechos, declaraciones, reacciones y valoraciones- concluyo que sólo ha pasado una cosa. Lo sabido: Félix Millet se agenció un dinero ajeno. ¿Ha pasado algo más? Al parecer, como decía antes, minucias. Es cierto que se reconoce la falta de control, que han desaparecido papeles, que algún personaje ha declarado -para después callar- que el autoinculpado actuaba como intermediario de no se sabe quién y que hay subvenciones dudosas. Pero, además de eso, nada de nada. ¿Quiénes se han beneficiado de la estafa? ¿Los silencios? ¿Las complicidades? ¿Las responsabilidades políticas? En Cataluña nunca pasa nada. Pero, se entiende todo.

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Por qué llaman género al sexo?


La opinión de Jesús Royo en La Voz Libre.


Los gramáticos, filólogos, lingüistas y gente del palo del idioma llevamos con resignación el castigo que merecen nuestros pecados en todo este pleito: éste del sexo y el género. Y este pleito podría ser divertido, porque da juego a malentendidos sabrosos, pero las más de las veces se queda en el nivel de la ramplonería, cuando no de la moralina más ridícula. Con un agravante: que -no sé por qué y me preocupa- se considera que la actitud linguo-no-sexista parece ser propio de la izquierda. ¡Pobre izquierda! Bueno, pues esta vez dejamos el tema del conflicto catalán-castellano y divagaremos un poco sobre el tema del género y el sexo.

Maldito sea el día en el que alguien, sin nada más noble que hacer, vio la luz al descubrir que la lengua era sexista. Y como ser sexista en este mundo de raíces judeocristianomusulmanas es malo, pues nada, hay que corregirlo para que sea no-sexista. También hay que suponer que ser no-sexista es bueno, pero allá ellos con la carga de la prueba. ¿Y dónde está el sexismo? Pues en el hecho de que el masculino -género- incluye al femenino -sexo-, pero no al revés. Es decir, 'todos están cansados' incluye a hombres y mujeres, pero 'todas están cansadas' no incluye a los hombres. Ése es el agravio intolerable. De ahí que haya quien recomiende -con aire frailuno- eso tan chusco de "vascos y vascas", "ciudadanos y ciudadanas", llegando al absurdo de "todos y todas", "nosotros y nosotras". El ridículo total, por ser lingüísticamente imposible, se consigue en 'los dos-las dos' o 'ambos-ambas' cuando son uno y una. Se ha creado ya toda una rama de la lingüística en la nueva normativa por una lengua no-sexista. 'Los profesores' está mal visto: hay que decir 'el profesorado'. 'Los trabajadores' se sustituyen por 'el personal', et sic de ceteris.

Todo este lío proviene de dos confusiones, a mi parecer: por un lado, se confunde el género con el sexo; y por el otro, la palabra con la cosa. Se cree que cambiando la lengua cambiará la realidad. Para lograr una sociedad igualitaria en cuanto al sexo, creen que lo mejor es cambiar la conducta lingüística: el logos rige y determina la realidad. ¡Santa inocencia!

Primero: el género no es el sexo. Tenemos una ley 'de violencia de género', que debería ser claramente 'violencia de sexo'. Decir 'violencia de género' tiene el mismo valor que 'violencia de subjuntivo'. El género no es algo de la realidad, sino de las palabras. No pertenece al significado, sino al significante. El género es una característica obligatoria de ciertas palabras, los nombres. En nuestras lenguas tenemos dos géneros, masculino y femenino, pero podríamos -y quizá deberíamos- llamarlos A y B. Todos los nombres son, o bien A, o bien B. 'Libro, hombre, perro, armario' son A, y 'mujer, gata, espina, calle' son B. Y para la mayor parte de nombres, el género es arbitrario, no tiene ninguna base en la realidad.

En cambio, el sexo es una característica de la realidad, es un hecho biológico. Sólo algunas cosas son macho o hembra, digamos de sexo masculino o femenino. Sin embargo, todos los nombres -todas las 'cosas'- son de género masculino o femenino. Es decir, en nuestras lenguas, la mayor parte de 'masculinos' -libro, armario- no son machos y la mayor parte de 'femeninos' -espina, calle- no son hembras. Dejémoslo aquí: seguiremos.

El tenis llenará el Sant Jordi de banderas españolas


http://esports.e-noticies.cat/el-tennis-omplira-el-sant-jordi-de-banderes-espanyoles-33577.html

viernes, 9 de octubre de 2009

Nada por la patria. (y 65)


Con este post acabamos la serie dedicada a "Nada por la patria", el libro que escribió Iván Tubau en 1999.


En el mundo hay ricos y pobres. Los pobres son pobres porque los ricos son ricos. Los ricos son ricos porque los pobres son pobres. Me lo dijo, cuando yo era chico y vivía refugiado en Occitania, un maestro de escuela español sin escuela, un viejo republicano alpargatero que hablaba con trompeta porque una bala de los nacionales le había dejado sin laringe. Nunca lo he olvidado. Siempre he sabido que eso era lo más importante.
Aparte del sexo, claro.
El resto es literatura. Que es de lo que se trata aquí hoy. No se me pide teoría ni historia -se encarga de ellas Miguel Siguán-, sino testimonio personal. Allá voy, y procuraré no repetir lo que dije hace unos meses, cuando Lateral me pidió algo parecido.
Tras afirmar, en su impagable prólogo a mi poemario "La quijada de Orce" (Lumen 1997), que en contra de lo que suele creerse apenas hay en verdad poetas bilingües. Pere Gimferrer me hacía el honor de depositarme en una excepcinalidad donde moraban ya Brodsky, Cunqueiro y Gomis: el islote de quienes escriben poesía en dos idiomas a la vez, español y catalán en mi caso. Mucho me temo que estoy a punto de abandonar esa ilustre compañía, tan grata: los poemas que he escrito desde entonces con vocación de libro han nacido y crecido, como los más de Orce, en español.
Afirmaba el autor de Arde el mar (1966) y Mascarada (1996) que el mismo era uno de esos poetas que, "habiendo iniciado su escritura en lengua distinta de la materna (adoptaron) luego ésta de modo definitivo como vehículo de expresión poética". La cita es literal porque creo que en la palabra materna está la clave del asunto. Siento que estoy abandonando la poesía en catalán porque la "lengua literaria" de Pompeu Fabra no es la lengua de mi madre.
Mi madre, que era del Ripollés como mi madre y mis abuelos y abuelas, decía siempre barco al hablar de esa cosa grande que flota. La normativa exige que se escriba vaixell, término cuyo valor genérico se sacó de la manga no se sabe bien quién (con valor específico el bajel existe en todos los idiomas de la Romania). Mi madre, como cualquier catalán de lengua materna catalana, decía siempre des de que. La norma impone des que, fórmula que, hasta donde alcanza la memoria de los más viejos del lugar, nunca ha existido en la lengua viva usual. No puedo escribir en mi lengua materna. Eso me paraliza. O, por lo menos, me incomoda sobremanera.
Transgreda usted la norma, me dirá alguien acaso. Tampoco puedo. Si lo hago, el maldito barco y el delictivo des de que protagonizarán de modo impertinente mis versos, convertidos en desafío insólito como en su día la "intelijencia" de Juan Ramón Jiménez. Y eso no encaja en la muy determinada opción estilística de mi escritura poética, bastante juanramoniana por cierto en cuanto al uso del idioma. No tengo salida.
Hay más, por supuesto. La literatura es siempre una cuestión formal, pues que la forma es el fondo y el fondo la forma (véase el asunto de los pobres y los ricos en el primer párrafo). El estilo, y acaso más aún la poesía, consiste en copiar de memoria, a sabiendas o no, las lecturas más hondas de esa etapa que va del fin de la infancia al fin de la juventud. Y ahí mis lenguas "maternas" son el francés y el espñañol, osaría decir que incluso el italiano, antes que el catalán. Proust y Quevedo, Cervantes y Stenhal y Mérimée el austero y los Finzi-Contini y Zavattini, O´Neill traducido por León Mirlas, el Kerouac de un porteño olvidado, el guardián entre el centeno de Alianza y Bogart doblado al español, Feniore Cooper en francés, el Whitman de Borges o el de León felipe o el mejicano de Novaro, las coplas de Manrique y el milagro en verso de Juan de la Cruz, todo el 27 y además Gil de Biedma, los mil besos del bolero y mi Buenos Aires querdio, el meteco veinteañero de Moustaki, las hojas muertas de Prévert cantadas por Montand, la libertad de Éluard, los ojos de Elsa, el gorila de Brassens... Todo eso está detrás de mi escritura mucho, mucho más que el Canigó de Verdaguer, la vaca ciega de Joan Maragall, las soledades de Víctor Català y todos los versos de Carner, de Riba e incluso -no sé si debiera decirlo- del divino Ausias March o el entrañable Salvat-Papasseit, leídos tarde. Tal vez demasiado tarde.
Sigo escribiendo artículos en catalán. Me pagan por ello y las diatribas más feroces contra el nacionalismo me gusta escribirlas en la lengua de mi madre. Pero como poeta bilingüe, o apunté más arriba, voy camino de lo irrecuperable. No es grave. Ni siquiera tengo mala conciencia: en 1953, en su famoso Madame se meurt..., Gabriel Ferrater diagnosticaba que la cultura en catalán se estaba muriendo y que no iban a remediarlo los poetas. Mil años antes, Paul Valéry había recordado en Barcelona que occitania murió de ser solo poesía.

jueves, 8 de octubre de 2009

Nada por la patria. (64)

El final del discurso que en su día Iván Tubau dedicó a Lluís V. Aracil.




El primero procede de "Arguments per al bilingüisme", un libro en forma de cartas al director en cierto modo incitado como tal por mí, autoeditado por Jesús Royo en 1996. Como verás, por lo que hace a la lucidez impacable y a la contundencia he sido desbordado por la izquierda, lo cual me alegra sobremanera como supondrás. Lo traduzco del catalán, pues este riojano no ha publicado que yo sepa nada en español.
"Personalmente he llegado a la dolorosa conclusión de que en el momento actual el combate por la lengua catalana es reaccionario. Solo la inercia de las percepciones anteriores nos hace resistirnos a admitirlo. El catalán funciona ahora como la ideología oficial del país y encubre la división entre quienes mandan y quienes son mandados. O sea, aquello que decíamos antes: el capital y el trabajo.
"Me hago cruces pensando que esta exclusión del castellano se produce porque es la lengua de los pobres. Si fuese la lengua de los ricos, la lengua de prestigio, todo el mundo la reclamaría. Mejor dicho, todo el mundo la reclamaba, cuando lo era. Hablo del siglo XVI. Y seguramente, los que ahora somos bilingüistas estaríamos pidiendo catalán en la escuela, como hace treinta años..."
El segundo lo pescó mi hija Natalia, el 6 de mayo de 1997, mientras navegaba por internet. A mí me satisface mucho porque ya sabes que no soy un maestro como tú sino un profesor de periodismo, y cosas como esa justificarían si hicera falta mis 25 años en la universidad, que se cumplirán, como los 25 de la muerte del dictador, el 2000. Constituye el prólogo de una carta incitando a la insumisión. También lo traduzco del catalán:
"El 9 de mayo de 1991 yo tenía que estar en Cartagena para iniciar mi servicio militar. Ya antes de que me sortearan sabía que no iría. Pedí dos prórrogas mientras mi mente adolescente no veía claras las cosas, pero a los 20 años me decidí. Esta es la carta que envié a mis amigos, que colgué por la facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB y que me publicaron en El Punt en octubre de aquel mismo año, como artículo de opinión en las páginas de información sobre el sorteo de los quintos.
"Una anécdota: el conocido (por diversos motivos) profesor Iván Tubau, que entonces nos impartía clases de redacción periodística, vio la carta en un tablón de la facultad y me puso directamente una matrícula de honor. Yo, que en aquellos años tenía una asistencia más bien esporádica a las clases, me enteré leyendo un artículo suyo en El Periódico, en el cual razonaba su nota. Si te metes en mi piel, en la piel de un jovencito que está haciendo una cosa "mal echa", podrás deducir que aquella matrícula de honor expuesta de aquel modo me sentó mejor por la muestra de apoyo público que por la nota an sí. Cinco años después mantengo fresco mi agradecimiento, doctor Tubau."
Ocho años después mantengo lo que dije en el artículo, que no se publica en este libro porque solo se han incluido algunos de los que se refieren de modo directo al tema que lo nuclea. La matrícula no se daba al alumno por ser insumiso, sino por haber expuesto de modo tan razonable y convincente los motivos para serlo. A bon entendeur, salut.
Y no me digas ahora, Aracil, popr favor, no me lo digas, que tendría que haberle preguntado a ese alumno si también hubiera sido insumiso de una presunta mili de un presunto ejército de una presunta Cataluña independiente. No me lo digas, porque no quiero acabar el libro con mala leche y me da la gana concederle al chico el beneficio de la duda y quiero seguir pensando que toda persona es incocente mientras no se demuestre lo contrario y no al revés, por mucho que tú me digas que muchos de Jarrai son insumisos pero pegan fuego a los autobuses urbanos y no les importa decir que serían gudaris de un ejército vasco. Ya sé, ya sé, Aracil, que Sabino Arana era tan nazi como Hitler, más incluso tal vez porque Partido Nacionalista Vasco ni siquiera es una contracción de nacional y socialista, que eso es el nazismo, el diminutivo cariñoso de nacional y socialista, y que mientras el PNV no desautorice a su fundador, y en lugar de eso cada año le hacen un homenaje y nunca jamás han abjurado de sus ideas racistas hasta la náusea, tú y yo y bastantes más seguiremos considerando al PNV como un partido fascista sin paliativos, pero no olvides tampoco tú que el ayuntamiento socialista de Barcelona, ya no sé si cuando Serra o cuando Maragall, le quitó una calle de Les Corts el nombre del falangista catalán Roberto Bassas para ponerle el del nazi vasco Sabina Arana, y eso lo consideraron como un acto de progresismo, con lo cual entiendo que cuando tú dices progre pongas esa cara de asco profundo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Nada por la patria. (63)


Aracil, somos coartadas del sistema tan necesarias para él como los pobres virus debilitados y moribundos para que la vacuna permita al sistema inmunitario entrenarse, crear anticuerpos y llegado el momento de la verdad vencer la infección y si no nos ven lo bastante débiles y moribundos ya nos irán cortando cada día un poquito más la lengua, preferiblemente la española, aunque sea a costa de hinchar un poquito, solo emblemáticamennte por supuesto, la catalana, porque una lengua de siete millones es más fácil de anestesiar que una de 400, del mismo modo que Kosovo es más manejable que toda Yugoslavia y etcétera, ya lo sabes tú todo.
Y sin embargo, Aracil, déjame decirte que al menos aquí tal vez lo más duro de la tormenta haya comenzado a pasar, y espero que de este libro se haya podido desprender el convencimiento, no sé hasta qué punto voluntarista, de que peor de lo que hemos estado no podemos estar. Por de pronto, ser consciente de cuál es la situación es el primer paso para empezar a cambiarla. Y no sigo por este camino porque pronto empezaría a parecerte un marxista de manual y me llamarías progre o hippy, que para ti es sin duda más peyorativo que para mí judeocristiano o psicoanalítico.
Pero figúrate, Aracil, que pienso que no todo está perdido, que Miguel Riera, que me perseguía por La Farga de L´Hospitalet cuando me iba porque los presuntos comunistas se pusieron a cantar Els Segadors, ahora me manda un libro de Rosa de Luxemburgo sobre los nacionalismos, y no veas cómo ella y Kautsky y los demás marxistas y Marx mismo dejaban claro que los nacionalismos ya eran reaccionarios en el siglo 17, y en El Viejo Topo Jordi Ibáñez Fanés, que es hijo de Ibáñez Escofet, pero está en el Foro Babel y hace una síntesis estupenda del del ya muy sintético "Nacionalismo", el testamento de Ernest Gellner sobre el asunto, cuenta de entrada lo que es haber vivido en una familia nacionalcatólica catalana, no solo en función de lo materno sino también de lo paterno. Déjame terminar citando dos textos ajenos que si fuera comunicador -que no lo soy porque soy periodista y en estos momentos profesor para poder hablar contigo en primera persona- me incitarían al optimismo.

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Nada por la patria. (62)


Mira, Aracil, prefiero no seguir. Algo de lo que yo ahora diría lo ha dicho ya mi alter ego el periodista con su prosa periodística al filo del día a día, y déjame recordarte que la mejor escritura castellana y catalana y española del siglo 20, en cualquiera de esos idiomas, hay que buscarla en los periódicos, en la distancia corta de la columna, en la media del artículo, en la larga de la entrevista de personaje o del reportaje llamado en profundidad, en la ultracorta dibujada a mano de Máximo y Mingote y El Roto y Forges y Ricardo y Nacho y alguno más. Ya sé, ya sé, Aracil, que aquí no cito a ningún dibujante catalán. ¿Qué quieres que te diga? Muerto Perich, que luchó a brazo partido hasta el final contra la implacable censura del primer Franco y la incansable del segundo retirado al parecer por voluntad propia Cesc, recluida en su privacidad Núria Pompeia, solo Maikel apunta en el mundo lo que un humorista gráfico catalán podría ser. Ni Ferreres ni Toni ni Fer actúan del único modo que hace de un dibujante algo más que un pintamonas: a la contra. Si un dibujante está, porque no tiene más remedio o por convencimiento, al servicio del sistema, al servicio del gran lavado de cerebro como TV3 y los maestros y maestras, se anula por completo. Pero está claro que no son los únicos, Aracil. Aquí estamos todos, esos como responsables en grados diversos del tremendo desaguisado, aquellos como cómplices activos o pasivos, los más como víctimas y algunos, tú sin ir más lejos, como desgañitados predicadores en un desierto poblado por ciegos, sordos y mudos. Déjame hacerte una pregunta Aracil: ¿Cómo hemos podido llegar hasta esto? Fíjate que digo cómo y no por qué, porque a los no creyentes no nos interesan los porqués sino los comos. Quiero decir a quienes no creemos ni en dioses ni en patrias ni en san Lenin ni en san Sigmund Freud, que son modos de prorrogar la fe judeocristiana por otros medios. A quienes pensamos que el budismo y el tao y Epicuro y la ilustración no son religiones y que Omar Jayyam es un poeta lúcido y no un sufí. A quienes hemos constatado que incluso entre los argentinos, que además de esos santos tienen a Perón y a santa Evita, hay personas sensatas como Juan José Sebreli o Mario Bunge que preconizan la razón. Pero tal vez conviniera preguntarnos, los creyentes: ¿por qué?
Mira, Aracil, cómo no vas a saber tú, que como dice Mira te has leído entera la Biblioteca del Congreso, que gentes como Chonsky o Bourdieu o Ramonet o Rivière y todos esos tienen muy claro que el poder financiero transnacional, que como su propio nombre sugiere es el primer poder del mundo, bien secundado por el poder mediático, que por supuesto es el segundo, y los tres poderes que definió Montesquieu, los pobres, ya vienen muy atrás y a remolque de los otros dos, está creando o potenciado múltiples naciones virtuales llamadas Eslovenia o Eslovaquia o Croacia o Letonia o Lituania o Escocia o Córcega o Kosovo o Bosnia o Esuskadi o por supuesto Cataluña y demás andorritas porque al poder financiero, que es internacional porque existen las naciones pues si no existieran no sería nada porque no se puede ser internauta, al poder financiero internacional le interesa, según aquel principio del divide y vencerás, dividir a los pobres, porque del mismo modo que la izquierda y Jean Jaurès sabían que si los obreros alemanes y los obreros franceses decían que antes que alemanes o franceses eran obreros no habría Primera Guerra Mundial, que duró de 1914 hasta 1918 porque entonces las guerras se hacían con fusiles y trincheras y existían los obreros y sin obreros no había quien cogiera los fusiles para matar o morir ni quien llenara vivo o muerto las trincheras, así el poder financiero internacional, que ya no es el capitalista de los productos sino el capitalista de los capitales, scundado por el poder mediático moldeador de seseras, o sea los ricos del mundo y sus servidores voluntarios saben que bajarles el sueldo o quitarles la jubilación de veinte en veinte es más fácil que de cien en cien y será más fácil encontrar mano de obra barata y dócil en Kosovo que en Yugoslavia y en Cataluña que en España y en Córcega que en Francia, y así, del mismo modo que mandaron matar a Jean Jaurès y gracias también a la colaboración desinteresada de Lenin y Trotsky que hacían su guerra particular y cerraban el paso a los obreros que no tenían patria y cantaban La Internacional tuvieron su Guerra Europea patriótica y llenaron los campos de cadáveres y las ciudades de monumentos al soldado desconocido, así ahora se disponen a llenar el mundo de Padanias virtuales y la OTAN y los edecanes teclistas o audiovisuales al servicio del poder financiero transnacional loan a los separatistas de donde sea y bombardean a quienes quieren mantenerse unidos en una cosa grandecita o juntarse más aún con otros pobres y por el precio de un tornero francés pueden tener 27 torneros vietnamitas y por el de un informático americano 14 informáticos mejianos, y eso no sería posible si Ho Chi Minh City o sea Saigón fuese tan francesa como París, y a los que sabemos y decimos esto, a los que queremos aún decir la realidad, Aracil, como tu, o la verdad, como Teresa de Cepeda, les basta con echarnos de la universidad, como a ti, con tenernos como coartada de viejo loco en algún rincón de los periódicos como Haro o salvando las distancias a mí, porque somos viejos locos.

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martes, 6 de octubre de 2009

Nada por la patria. (61)


Y luego el entrañable Armand de Fluvià, fundador del Front d´Alliberament Gai de Catalunya y que durante el franquismo, cuando no estaba bien vista la homosexualidad, firmaba sus artículos reivindicativos clandestinos con el nom de plume nunca mejor dicho Roger de Gaimon, y además de militante gay y le pido perdón por escribirlo con la y griega y no con la i latina que como su nombre indica es la catalana, era nacionalista y heraldista y daba en lo que fuera un día delegación del Movimiento en Cataluña unas clases de genealogía frecuentadas por docena y media de simpáticos aristócratas más o menos zarrapastrosos y allí pude rastrear de dónde venía mi nissaga, que como sabes mejor que yo quiere decir estirpe, casta, linaje, alcurnia o abolengo, fíjate qué palabrejas tan horrendas y racistas y clasistas todas, o mejor dicho de qué nissagas venía yo, pues los nissagueros son gente que vive en el pasado y sobrevive en el presente, de qué montañas nevadas habían bajado los Tubau y los Comamala y los Bellapart, que venían de napoleónicos Bonaparte, y los Pous y los Vinyeta, con ny y no con ñ como otros porque aquel cura era más catalán que otros curas y los Giral, esos sin t final mira por dónde, y los Torres, con e y no con a por las razones antedichas. Todos, todos eran enfadosamente catalanísimos, ni un mal Garcia como el Rector de Valffogona, y encima los apellidos se repetían como en Ibiza y una de mis abuelas se llamaba Bellapart de primero y la otra de segundo porque eran primas hermanas y mis padres eran primos también y así vi con claridad meridiana, los otros y el propio Armand lo veían también, eran tontos pero no tanto, lo que ocurre es que no les horrorizaba como a mí, que la nobleza y la oligarquía y la monarquía y todos los nacionalismos no eran otra cosa que una ampliación de la familia, como las mafias sicilianas o calabresas o la Roma emergente de antes de Jesucristo, el primer estado fascista de la historia si es que ese honor no queremos concedérselo a Esparta o a algún recóndito rincón en la ribera del Ganges o del Yangtsé o como haya que escibir eso en pinyin, que ahora no me apetece buscarlo y tú tienes la ventaja de hablar en lugar de escribir y así no te hace falta ocuparte de las ortografías. O sea, una cosa tan endogámica como las dinastías egipcias, una cosa de hermanos que se casan con hermanas antes de la invención de la píldora anovulatoria, de la pilule, vaya, y así salen todos tontos porque antes no se hablaba de Alzheimer pero con eso murieron mi abuela materna y una tía abuela soltera hermana de la paterna y en consecuencia prima hermana de su compañera de infortunio, mientras mi abuela predilecta, Bellmunta, que a sus ochenta y siete, y a sus noventa, y a sus noventa y cuatro años decía en cuanto alguien le daba pie tengo los pies destrozados pero gracias a Dios, ella como tú creía en Dios, la cabeza todavía la tengo clara. Pues eso: una endogamia suicida, eso es el nacionalismo. Y mira por donde, del mismo modo que aquellos charneguillos que ponen en pleno paseo de Gracia una carnicería llamada Cárnicas González piensan que es mejor tener nietos catalanes ricos que conquenses pobres, y es bien cierto, esos gilipuertas emdogámicos, tataranietos de una nobleza rural de pan mojado con aceite, siguen creyendo que aunque malvivan de los flecos tristes de terruños avaros, llamarse Muñoz, oiga, no es lo mismo que llamarse Güell de Sentmenat. Lo que pasa Aracil, y tú lo sabes mejor que yo, que para algo eres el padre fundador de la sociolingüística catalana por más que ahora no te guste nada llamarte sociolingúista, es que así como los Güell y los Rivière y los Comingues y los Farré-Escofet y los Vidal-Quadras, los Vidal de Llobatera y los Puig de la Bellacasa hablaban en castellano a sus hijos, astellano lo llamaba Néstor Luján, lengua pálida y sin nervio de los pijos de Calvo Sotelo venía a decir Joan Ferraté, porque el castellano hacía fino y el catalán era de payeses y se reservaba para cruzar tres palabras con los aparceros, ahora los Muñoz de Almería y los Navarro de Ciudad Real piensan que es bueno que los suyos se sumerjan en el catalán, porque el catalán es la lengua del gobierno, de los que mandan, de los señores, de los que cortan el bacalao o por mejor decir remenen les cireres, es la lengua emblemática que hay que usar con soltura no solo para encontrar un empleo o tratar con los directores generales, sino sobre todo para quitarse el estigma de hijo de inmigrante pobre. Eso es todo lo que han conseguido con todo ese lavado de todos los cerebros grandes y chicos, monumental y carísimo, Aracil.

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Nada por la patria. (60)

Seguimos con el discurso que Iván Tubau dedicó a Lluís V. Aracil.




Y eso no quiere decir y tú lo sabes porque es difícil saber algo que tú no sepas, que hay charnegos reconvertidos en almogávares, sigo traduciendo a Royo y cito siempre mis fuentes salvo que resulten demasiado obvias, incluso en Terra Lliure, estupendo nombre para ese grupo de criminales gilipollas pues no necesito explicarte que no hay tierras libres al igual que no hay lenguas que broten de la tierra como brotan los tomates, porque solo las personas pueden ser libres y solo las personas tienen lengua, hijos de padres almerienses o murcianos que como los chicos de Jarrai queman banderas españolas creyendo que queman la parte de sí mismos donde está la mancha de su origen impresentable. Y por más que Royo se lo diga nunca sabrán que ser castellanos en Cataluña no es ningún defecto y ser catalán ninguna gloria, ni ser español ni vasco ni andaluz ni moro, porque a nadie le sobra ni le falta nada en esa tontería mortífera del invento nacional, pero a ellos les han lavado el cerebro en las ikastolas y las tevetreses y piensan en realidad no piensan porque no piensa quien cree, que catalán quiere decir algo distinto de español o cafre argentino. Pues eso, que no solo da lo mismo llamarse Pérez o Martínez que Maragall o Borrell, que eso ya lo admiten las autoridades competentes porque si no se quedarían más solas que la una, sino que todos los árboles genealógicos son un invento de los ricos para que los pobres sigan siendo pobres, y que el abuelo de Maragall era un poeta mediocre que escribía versos absolutamente execrables porque era un poeta nacional y casi todos los poetas nacionales y los músicos nacionalistas, ya sabes, Sibelius y toda esa gente de la miteleuropea y las escandinavias, son poetas y músicos execrables, porque la música y la poesía solo admiten el adjetivo nacional dejando de ser música y poesía del mismo modo que la fe excluye la razón líquida la fe y a nadie se le ha ocurrido hablar de matemáticos nacionales o decir que Einstein era un físico nacional. Y el antepasado de Borrell, que era el segundo porque este es el primero, era un señor que se puso de acuerdo con otro para cobrar un peaje a quienes pasaban por su territorio y entonces esos van y dicen que así nació la nación nacional y nacionalista y nacionalitaria catalana hace mil diecisiete años. Y tú dices que aprendiste a hablar catalán o valenciano o llámalo como quieras para hablar con una criada de Almenara que tenía tu familia, y mi abuela, que ahora tendría ciento veinte años porque me llevaba sesenta, aprendió castellano o español o llámalo como quieras con las miñonas que llegaban desde Valladolid o Salamanca hasta Sant Joan de les Abadesses donde su padre, o sea mi bisabuelo paterno, era el dueño de la aserradora y del balneario de La Puda y de la tienda más grande del pueblo y de la sucursal de no sé qué banco, o sea un burgués como dirían los marxistas clásicos y no un noble arruinado entre las ruinas de su inteligencia como mi abuelo su futuro marido, que era descendiente de condes o barones o caballeros o ciudadanos honrados de Barcelona desde el siglo doce o dieciseís y no tenía un duro y se metió de mecánico en los ferrocarrile del Norte pero decía de porc i de senyor se n´ha de venir de mena y no se ganan se heredan elegancia y blasón y no te cases con una castellana chico.

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lunes, 5 de octubre de 2009

Nada por la patria. (59)


En este post Iván Tubau dedica un discurso a Lluís V. Aracil.


Sí, bueno, eso de colega lo dice el periodista, ya sabes tú, Aracil, lo imprecisos que suelen ser hablando los periodistas, porque yo colega tuyo, lo que se dice colega, no lo soy en verdad. O tú no eres colega mío, que es otra manera de decirlo, no porque a ti te echaran de la universidad esos canallas que tú llamas progres y que yo como ex progre que soy me niego a denominar así, porque los ex progres hemos dejado de ser progres como nuestro propio nombre indica pero nunca jamás dejaremos de ser ex progres como los ex curas nunca dejaréis de ser ex curas, no hemos dejado de ser colegas porque a ti te echaran de la universidad esos que yo prefiero llamar suqueropujolistas, nacionalistas en suma, y a mí no lograran echarme por más que lo intentaran con ahínco y malas artes pues no disponen de otras, sino porque nunca fuimos colegas, colega, pues que tú eres un maestro y yo solo un profesor, pues que tú tienes discípulos y yo nunca he tenido otra cosa que alumnos y, por supuesto, no vamos a dejar de ser políticamente correctos si cuesta tan poco y encima a los no muy platónicos lo que más nos gusta de ellos son ellas porque son diferentes y por eso nos llaman heterosexuales aunque suene a insulto, alumnas. A mí nadie me ha escuchado nunca siete, ni seis, ni cinco horas seguidas, pero en un libro uno puede lanzarse sin miedo y sin reproche porque un libro lo tomas y lo dejas cuando quieres y lo abres y lo cierras y te paras a pensar y luego lo relees o te saltas trozos y en fin los libertarios no cristianos en el supuesto de que lo primero no sobrentienda lo segundo, que sí lo sobrentiende y no me vengas con sobreentender que eso es antiguo y solo lo decís los que no consultáis las ediciones del DRAE que van saliendo o el María Moliner o el Clave porque sois demasiado soberbios para hacerlo, los libertarios que hemos leído e incluso traducido al catalán a La Boétie pensamos que un libro es un arma cargada de libertad aunque también lo esté de futuro como bien dijera en castellano ese poeta nacido en Vasconia que luchó contra el integrismo catalán en el Palau de la Música o acaso en el Parlament ya no lo recuerdo con precisión pero pienso como tú y como Jesús Royo sobre todo que toda esa pamema del nacionalismo es cosa de los abuelos y de las mafias y las familias, porque ya dice ese riojano catedrático de catalán y yo ahora te lo voy traduciendo que de los seis millones de catalanes que somos ahora cuatro se deben a la inmigración pues que en Cataluña la administración de la sexualidad pasa por el condicionante básico del sistema hereditario desde hace siglos y sobre todo desde hace algo así como ciento cinuenta años.

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Nada por la patria. (58)

Seguimos con la entrevista que Iván Tubau realizó a Lluís V. Aracil en 1986.




Joaquim Arenas, responsable de la inmersión en las escuelas públicas de Cataluña y acaso próximo Director General de Política Lingüística (DGPL), antiguo cura militante del PSAN, es una de las bestias negras de Aracil.
-En el pasado me definí como catalán. Fui víctima, como otros, de un quid pro quo: creí que un determinado proceso histórico tenía que ver con la dignidad humana. Y tenía que ver, pero en sentido contrario al que yo creía: la inmersión de los niños castellanohablantes de Cataluña en el catalán atenta contra la dignidad humana. Yo soy un humanista, y un humanista jamás aceptará que se machaque al hombre. "¡Es que la Virgen de Monserrat quiere que machaquemos a niños!", dirán. El humanista antes machacará a la Virgen de Monserrat que a los niños. No dudará ni un momento.
Esta inteligencia fulgurante, que la transcripción escrita solo logra reflejar pálidamente, es la que fascina a sus oyentes. Su caso tal vez pudiera compararse con el del ha poco fallecido catedrático José María Valverde, a quien también adoraban alumnos y ex alumnos.
-Nunca he hablado de la lengua como si fuera alguien. Para mí, alguien era la gente. Para los inmersores la lengua no es la gente, es la patria. Si yo tuviera una patria sería Europa, más precisamente el humanismo europeo. Y el humanismo europeo relacioanaba la lengua con la gente y con una obra humana. ¿Sabes por qué esos odian el castellano? Porque es el ejemplo que ellos han rechazado. Es la dignidad de Europa, y ellos son lo contrario.
Logro decirle que no puede ignorar su condición de presunto inspirador de esa sociolingüística catalanista que considera nefasta, incluidos los planificadores e ingenieros lingüísticos de la Generalitat.
-Los que se han opuesto a esta política están marginados y descalificados. Todos los que osen oponerse a la locura serán descalificados. la inmersión es una salvajada. Los que dicen que es lo mismo que hacía Franco pero al revés son en el fondo favorables a Pujol. Esto es peor, mucho peor. Los niños no saben catalán proque sus familias no lo hablan. El personal docente ha aprendido lo que sabe de la civilización en castellano, en los libros. O sea: los niños no saben catalán -la mitad larga de la población no lo sabe- y los maestros son más competentes en castellano que en catalán. ¡Y en homenaje al señor Arenas se degradan y se incapacitan! Me repugna la propuesta.
No sin cierto esfuerzo intercalo que durante el franquismo los niños catalanohablantes eran sumergidos en el castellano escolar a la fuerza.
-No dignifiques a Arenas comparándolo con Franco. No se lo merece. ¿Que la educación franquista era en castellano? Como los libros, como la Escuela Moderna de Ferrer Guardia, como la teresianas o los jesuitas de siempre. Esto de ahora, en cambio, es la institucionalización de la política oscurantista de Prat de la Riba y Torras i Bages. que los payeses sigan siendo payeses, pues los pobres son felices. Y a los hijos de inmigrantes, que les encasqueten la barretina. Eso está más cerca de los nazis que de los conservadores europeos. Es como si en Estados Unidos la educación hubiera caído en manos de las Panteras Negras. Con tal de imponer el dialecto, en Cataluña ha pasado toda la educación a manos de las Panteras Negras, con sotana o sin ella.
Le recuerdo que Vidal-Quadras decía cosas parecidas a estas pero que, tras pactar con CIU, su propio partido, el PP, le ha obligado a callarse.
-Vidal-Quadras tendrá el honor de haber sido el único político que mantuvo la lucidez cuando a su alrededor todos habían perdido la cabeza. No comulgaba con el fanatismo, simplemente. Ya dijo Lincoln que es posible engañar a todos un rato o a unos pocos siempre, pero no a todos siempre. Tarde o temprano llegará el asco, al aburrimiento de esto del catalanismo. Pero la acción subliminal sobre el inconsciente de una generación ya será para entonces una devastación mucho más grave de lo que fue el franqusimo. Estoy seguro. Porque van más directamente a incapacitar y a indignificar a la gente con eso de la lengua del territorio.

domingo, 4 de octubre de 2009

Nada por la patria. (57)


Hoy Iván Tubau relata la entrevista que hizo a Lluís V. Aracil en el diario El Mundo, el 28 de julio de 1986.


Lluís V. Aracil, valenciano de 55 años, es el padre de la sociolingüística catalana. Así de sencillo. O fundamental. O fundacional. Él mencionó el término sociolingüística por primera vez en español, en la recensión de un libro de Haugen que hizo en 1966 para la revista de Estudios Políticos de Madrid: treinta años ya.
Él introdujo la noción de "normalización lingüística", que se ha llevado en Cataluña más lejos que en parte alguna del mundo. Los "normalizadores" catalanes se consideran discípulos directos o indirectos suyos, y sin embargo a él lo que está ocurriendo en Cataluña hoy no le gusta en absoluto.
-Sabían que yo no era de los suyos, aunque parte de ellos creyeran que eran de los míos.
-No han leído, por lo que parece, la última edición de san Aracil.
-Saben que no les conviene.
Aracil fue presidente de la Asociación Internacional de Sociolingüística y profesor de dicha materia en la Universidad de Barcelona diez años, pero lleva ya otros tantos fuera, por oscuras razones que no desea aclarar y que muy probablemente tienen que ver con su condición de personaje incómodo para el "Establishment" universitario. Sigue viviendo en Barcelona y su carrera "académica" ha vuelto a la condición errática de sus comienzos, cuando presentaba ponencias en francés o inglés en congresos universitarios diversos. Solo ha publicado dos libros: Papers de sociolingüística y Dir la realitat (1982 y 1983), aparte su citadísimo prólogo a la obra de Escalante Les xiques de l´entresuelo. Pero su prestigio legendario viene de antes y ha seguido creciendo después. Más que un profesor al uso parece un gurú orientalista de los primeros ochenta, solo que occidental, racionalista aunque cristiano y bibliográficamente muy referenciador. Ah y civilizadísimo.
Le conocí personalmente el año pasado, en una reunión con Aina Moll y otros "expertos" que montó Aleix Vidal-Quadras para discutir una ponencia sobre la política lingüística de la Generalitat catalana. Las opiniones que expresó Aracil allí me llenaron de asombro. El padre "teórico" de la normalización no solo desautorizaba a sus presuntos hijos, sino que consideraba durísimamente la inmersión lingüística.
Desde entonces quise aclarar el aparente misterio. Para propiciar que dijera por primera vez en la prensa lo que hasta ahora solo decía en privado le he seguido hasta Morella, donde esta semana ha impartido un seminario sobre Vergonya i culpa rodeado por la admiración embelesada de una veintena larga de doctrinos en increíbles jornadas monologales de seis o siete horas.
Creo que el mejor modo de trasladar al papel la oralidad torrencial de Aracil es respetar la letra y la música de su aparente desorden meándrico, del cual acaba emergiendo como por arte de magia un discurso de rara y afiladísima, insobornable coherencia.
La conversación se desarrolla en valenciano septentrional o catalán sureño, como se prefiera.
-No hay que hacer tarmpas. Yo no soy de Cataluña. Soy valenciano. ¿Cuál es mi lengua materna y lo será siempre? El castellano. y no disimularé. Y no soy hijo de puta. Mi madre me lo impidió. La lengua materna es aquella en la que empiezas a expresarte, no la de un territorio. La única persona de mi entorno que usaba la lengua en la que estamos hablando tú y yo ahora era una criada de Almenara. Quise aprender esta lengua para hablar con la criada y con otras gentes de mi país. Aprendí para abrirme, no para cerrarme. Lo cual significa que soy lo contrario de Pujol o Arenas.

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Nada por la patria. (56)


Francesc de B. Moll, madre del "Diccionari Català-Valencià-Balear" y padre de Aina Moll, fue también autor de "Els llinatges catalans", estudio onomástico que en su última edición (1982) contenía más de 1.100 grafías de apellidos clasificados por su origen, un nombre común con valor semántico, con sentido. Andreas en griego quiere decir "el valiente", Yosef en hebreo "que (Dios) lo haga crecer". Etcétera.
Cuando las tribus germánicas invadieron lo que después -ojo: después- llegaría a llamarse Cataluña, en lugar de imponer su lengua adoptaron la de los conquistados, es decir las diversas variedades del latín vulgar. Pero conservaron bastantes "fósiles" de sus hablas originarias, entre ellos los nombres de persona, compuestos en general por un sustantivo y un adjetivo cuyos radicales se mantuvieron pese a haberse latinizado la forma de origen.
Los nombres germánicos alcanzaron pronto más prestigio que los de origen latino, mayormente porque eran los de quienes mandaban. Se extendieron porque a los poderosos les interesa mostrar que lo son y a los otros disimular que no lo son. Pasaron muchas más cosas a lo largo de los siglos siguientes, pero quedó en Cataluña un buen puñado de nombres de origen germánico, entre ellos todos los terminados en bau, que acacbó siendo la versión local del bald ("audaz") visigótico y dio baldus en latín y baldo en castellano o español.
Tubau (y Thibault, Tibau, etcétera) deriva de un compuesto de Theud ("pueblo") y bauld. O sea: "Pueblo audaz": toma castaña con la prepotencia visigótica, solo comparable a esa majadería de que el Barça és més que un club. En castellano Tubau de Teobaldo y de ahí Teobaldo I el Trovador (Troyes 1201-Pamplona 1253), hijo de Blanca y rey elegido de Navarra.
Pues bien: yo me pido Teobaldo, aprovechando el decretazo sobre apellidos que está a punto de asestarnos la Generalitat y que permitirá a los hijos de Sánchez llamarse Sanchis y a los de Pérez, Peris -Moll ya los registra, como a los poetas Gomis (Gómez) o Roís (Ruiz)-, y los directores del DOG llamados Lobo podrán pasar a ser Llop como Dios manda.
Al igual que la Inquisición permitió a los judíos convertirse y colgar un jamón de cerdo a la puerta de su casa para fingirse cristianos viejos, el nacionalpujolismo brinda ahora ocasión a los hijos de conquense -a veces más cebolludos que los catalanes de soca·rel- de borrar para siempre la infamante marca de impureza de sangre que su apellido delataba por mucho que se hubieran cambiado a Jaume y su hijita se llamara Laia.
Todo esto ya lo estudió bastante bien Jean-Paul Sartre en 1946, en sus Réflexions sur la question juive: el asimilacionismo, tan diferente del odioso antisemitismo, consiste en aceptar al judío como uno de los nuestros... siempre que deje de ser judío y se convierta en un buen francés. El nacionalpujolismo le ofrece, encima, la posibilidad de cambiar su Lévi por un Le Pen o por un Lletget.
Esa Cataluña, hecha de purasangres viejos o nuevos, algunos la consideramos indeseable: noslatres no som d´eixe món. Y somos bastantes más de los que ellos quieren y dicen. Queremos otra Cataluña, mestiza y revuelta, llena de Pérez y Martínez sin maquillaje ortográfico, llena de Ndongo y Nguyen que hablen donde les plazca la lengua que les plazca. Por eso, ya que catalán y castellano son igualmente oficiales en Cataluña, pido cambiar mi Tubau por Teobaldo: para que incluso en el registro de los hoteles quede explícita mi disidencia. Para dejar claro que, mientras esto sea el lugarejo ensimismado, asimilacionista y excluyente en lo que está convirtiendo Pujol, quiero seguir siendo un exiliado interior. Eso, o emigrar. A Madrid, para defender a Segundo Marey como Olga Tubau.