sábado, 24 de octubre de 2009

Teatro, toros, cine.


La opinión de Albert Boadella en La Razón.


Una nueva ley... Esta música me suena. Es la funesta manía de legislar, por llamarlo de alguna manera, cuando lo que se quiere es controlar. También se subvencionó el teatro en catalán con la buena intención de protegerlo. ¿Protegerlo de quién? Y ahora también se ha legislado para acabar con los toros. No hay que darle más vueltas: estamos ante un proceso de secesión de Cataluña que va tocando todos los ámbitos. Lo que sucede es que ahora se intentan buscar las fórmulas legales para ponerlo en práctica, hecho que no debería sorprenderno. En Cataluña, que esta ley de Cine vaya a perjudicar a los distribuidores y a las salas, tiene una mínima importancia: todo está aderezado por un «staff» de gente que va dictando estas cosas; sin embargo, el problema es que la ciudadanía calla, en este y en otros asuntos. Ellos podrán dictar lo que les parezca, pero nadie va a levantar la voz. Los medios catalanes son los primeros que no van a decir nada o si lo hacen será de manera sutil porque forman parte del régimen en Cataluña. Todo está basado en un modelo nacionalista completamente radical, es lo que hay. Se avanza milímetro a milímetro en cada sector de la sociedad. No existen, por ejemplo, compañías de teatro en lengua castellana en Cataluña; las pocas que actúan allí son de fuera, un hecho que ha sucedido con el beneplácito de toda la profesión teatral, no ha habido ni una sola protesta dentro de un colectivo que siempre se llena la boca con el concepto de libertad. Y el mundo del cine no es ajeno a este contexto. Esta situación puede provocar que se acabe haciendo un cine pequeño. Y es que el catalán es un cine de mínimo interés.

No hay comentarios: