miércoles, 7 de octubre de 2009
Nada por la patria. (62)
Mira, Aracil, prefiero no seguir. Algo de lo que yo ahora diría lo ha dicho ya mi alter ego el periodista con su prosa periodística al filo del día a día, y déjame recordarte que la mejor escritura castellana y catalana y española del siglo 20, en cualquiera de esos idiomas, hay que buscarla en los periódicos, en la distancia corta de la columna, en la media del artículo, en la larga de la entrevista de personaje o del reportaje llamado en profundidad, en la ultracorta dibujada a mano de Máximo y Mingote y El Roto y Forges y Ricardo y Nacho y alguno más. Ya sé, ya sé, Aracil, que aquí no cito a ningún dibujante catalán. ¿Qué quieres que te diga? Muerto Perich, que luchó a brazo partido hasta el final contra la implacable censura del primer Franco y la incansable del segundo retirado al parecer por voluntad propia Cesc, recluida en su privacidad Núria Pompeia, solo Maikel apunta en el mundo lo que un humorista gráfico catalán podría ser. Ni Ferreres ni Toni ni Fer actúan del único modo que hace de un dibujante algo más que un pintamonas: a la contra. Si un dibujante está, porque no tiene más remedio o por convencimiento, al servicio del sistema, al servicio del gran lavado de cerebro como TV3 y los maestros y maestras, se anula por completo. Pero está claro que no son los únicos, Aracil. Aquí estamos todos, esos como responsables en grados diversos del tremendo desaguisado, aquellos como cómplices activos o pasivos, los más como víctimas y algunos, tú sin ir más lejos, como desgañitados predicadores en un desierto poblado por ciegos, sordos y mudos. Déjame hacerte una pregunta Aracil: ¿Cómo hemos podido llegar hasta esto? Fíjate que digo cómo y no por qué, porque a los no creyentes no nos interesan los porqués sino los comos. Quiero decir a quienes no creemos ni en dioses ni en patrias ni en san Lenin ni en san Sigmund Freud, que son modos de prorrogar la fe judeocristiana por otros medios. A quienes pensamos que el budismo y el tao y Epicuro y la ilustración no son religiones y que Omar Jayyam es un poeta lúcido y no un sufí. A quienes hemos constatado que incluso entre los argentinos, que además de esos santos tienen a Perón y a santa Evita, hay personas sensatas como Juan José Sebreli o Mario Bunge que preconizan la razón. Pero tal vez conviniera preguntarnos, los creyentes: ¿por qué?
Mira, Aracil, cómo no vas a saber tú, que como dice Mira te has leído entera la Biblioteca del Congreso, que gentes como Chonsky o Bourdieu o Ramonet o Rivière y todos esos tienen muy claro que el poder financiero transnacional, que como su propio nombre sugiere es el primer poder del mundo, bien secundado por el poder mediático, que por supuesto es el segundo, y los tres poderes que definió Montesquieu, los pobres, ya vienen muy atrás y a remolque de los otros dos, está creando o potenciado múltiples naciones virtuales llamadas Eslovenia o Eslovaquia o Croacia o Letonia o Lituania o Escocia o Córcega o Kosovo o Bosnia o Esuskadi o por supuesto Cataluña y demás andorritas porque al poder financiero, que es internacional porque existen las naciones pues si no existieran no sería nada porque no se puede ser internauta, al poder financiero internacional le interesa, según aquel principio del divide y vencerás, dividir a los pobres, porque del mismo modo que la izquierda y Jean Jaurès sabían que si los obreros alemanes y los obreros franceses decían que antes que alemanes o franceses eran obreros no habría Primera Guerra Mundial, que duró de 1914 hasta 1918 porque entonces las guerras se hacían con fusiles y trincheras y existían los obreros y sin obreros no había quien cogiera los fusiles para matar o morir ni quien llenara vivo o muerto las trincheras, así el poder financiero internacional, que ya no es el capitalista de los productos sino el capitalista de los capitales, scundado por el poder mediático moldeador de seseras, o sea los ricos del mundo y sus servidores voluntarios saben que bajarles el sueldo o quitarles la jubilación de veinte en veinte es más fácil que de cien en cien y será más fácil encontrar mano de obra barata y dócil en Kosovo que en Yugoslavia y en Cataluña que en España y en Córcega que en Francia, y así, del mismo modo que mandaron matar a Jean Jaurès y gracias también a la colaboración desinteresada de Lenin y Trotsky que hacían su guerra particular y cerraban el paso a los obreros que no tenían patria y cantaban La Internacional tuvieron su Guerra Europea patriótica y llenaron los campos de cadáveres y las ciudades de monumentos al soldado desconocido, así ahora se disponen a llenar el mundo de Padanias virtuales y la OTAN y los edecanes teclistas o audiovisuales al servicio del poder financiero transnacional loan a los separatistas de donde sea y bombardean a quienes quieren mantenerse unidos en una cosa grandecita o juntarse más aún con otros pobres y por el precio de un tornero francés pueden tener 27 torneros vietnamitas y por el de un informático americano 14 informáticos mejianos, y eso no sería posible si Ho Chi Minh City o sea Saigón fuese tan francesa como París, y a los que sabemos y decimos esto, a los que queremos aún decir la realidad, Aracil, como tu, o la verdad, como Teresa de Cepeda, les basta con echarnos de la universidad, como a ti, con tenernos como coartada de viejo loco en algún rincón de los periódicos como Haro o salvando las distancias a mí, porque somos viejos locos.
(SEGUIRÁ)
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