jueves, 24 de septiembre de 2009

Nada por la patria. (42)


Las bases en la medida en que esos partidos tienen algo que así pueda llamarse -solo el PSC (PSC-PSOE) ha logrado mantener unas "bases" con cierta entidad-, son otra cosa. Pero este cronista, acaso porque aún hierve su cráneo privilegiado gracias al duro y estimulante esfuerzo de traducir al catalán el "Discurso de la servidumbre voluntaria" de La Boétie, tiende a pensar que las bases de los partidos ya no cuentan ni a la hora de pegar carteles, tarea que ahora suele llevarse a cabo previa remuneración y no por entrega. Dice La Boétie que el tirano puede hacer su santa voluntad porque tiene a seis que están bajo él y dependen de él, que cada uno de esos seis tiene debajo a otros seis en la misma situación que la suya bajo el tirano, y así sucesivamente. Algo similar piensa éste pobre periodista que ocurre en los partidos, sin que ello implique equiparar a sus secretarios generales o presidentes con el tirano, ni a la sociedad abierta popperiana con la monarquía absoluta, que el dios de los no creyentes le libre de ello.

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