domingo, 20 de septiembre de 2009

Nada por la patria. (34)


Entiéndase bien. No es que, como en El Periódico -que desde 1998 se publica en los dos idiomas a la vez-, todos los textos sean pasados del catalán al español con ayuda de programas informáticos (en unos pocos casos se lleva a cabo la operación inversa y ciertos periodistas jóvenes como Eva Piquer tienen el prurito y la capacidad de hacer personalmente las dos versiones). Pero no. Se trata de otra cosa. Lo que ha venido ocurriendo con algunas plumas catalanas o no, ilustres por una u otra razón, es que han publicado solo en catalán unos textos cuya versión original española ha permanecido inédita, como las tres páginas candelianas mecanografiadas sobre papel cebolla de las cuales extrajo el narrador el amable párrafo que le ha ofrecido más arriba. y eso no se ha dado solo en el articulismo, sino también en los libros, el teatro y, de manera abrumadora, en los guiones de cine.
De manera que, sin exagerar apenas, podría decirse que el catalán literario actual es mayormente una lengua traducida, una especie de latín que nunca ha tenido existencia real porque en realidad es solo un emblema. Lo que importa es que se publique mucho en catalán, no que se escriba, del mismo modo que lo que parece importarle a los normalizadores es que se proyecten en las salas muchas películas en catalán, aunque todas sean norteamericanos y de Walt Disney, pasadas a esa lengua de nadie que es el doblaje mientras los actores catalanes claustrofóbicos emigran a Madrid o se refugian en los culebrones que dios bendiga.
Por supuesto, hay excepciones en lo que a escritura se refiere. Dejando aparte al maestro Espinàs, que tiene 70 añitos cumplidos y por tanto nació antes de la guerra, dejando aparte también a Lorenzo/Llorenç Gomis, ese milagro de bilingüismo transparente en prosa y verso que anda por los 75, obras tan distintas e incluso opuestas como las de Pere Gimferrer y Quim Monzó evidencian que el catalán sigue siendo una lengua literaria con vigencia plena. Por su parte, este cronista puede asegurar y asegura que siempre ha escrito por sí mismo sus textos en catalán, sometiendo incluso a un marcaje empecinado a los correctroes para que no se los echaran a perder. Pero acaso vaya siendo hora de cerrar el paréntesis y volver a 1982.

No hay comentarios: