sábado, 1 de agosto de 2009
Los minusválidos catalanes no podemos ir por Europa
La carta de un lector de El Periodico de Catalunya
Estuve en Francia hace ya un tiempo. En general, cuando viajo no tengo problemas para que mis interlocutores comprendan que soy sordo profundo, y que por esta razón llevo conmigo un certificado que acredita mi invalidez. Los audífonos son evidentes; si no, se ven fácilmente señalándolos con el dedo. Pese a ello, cuando quise coger el tren de cercanías de París para ir a Eurodisney, por primera vez en mucho tiempo me pidieron ese certificado en las taquillas. Lo miraron atentamente, y me miraban a mí. El texto estaba en catalán. Les enseñé entonces una copia que tenía en castellano, pero dijeron que tampoco lo entendían. El tiempo iba pasando y el tren se disponía a salir, por lo que pagué el billete sin poder usar mi certificado para obtener el descuento al que tengo derecho.
Al volver a Barcelona, me dirigí al Institut Català d’Assistència i Serveis Socials de la Generalitat para solicitar unas copias del certificado en inglés y francés para poder acreditar mi invalidez sin necesidad de preguntas y diálogos complicados en una lengua que no es la mía. La respuesta la tuve en pocos días, a través de una carta que decía que los certificados solo se emiten en catalán y en castellano, que son los idiomas cooficiales de Catalunya. Gran descubrimiento. Respondí que yo necesitaba ese papel en inglés y francés. Todo siguió igual, por lo que fui a unas oficinas de la Generalitat de la calle de Tarragona, donde me dijeron que acudiera a un traductor oficial. ¡Vaya solución!: mínimo gasto para la Generalitat y máximo gasto (y molestias) para el usuario. El dinero que se destina a las embajadas catalanas en el mundo es más importante que el dedicado a los minusválidos. Evidentemente, aquí hay alguien que no piensa.
Eduard Viu
Barcelona
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