sábado, 20 de febrero de 2010

El asco justifica el odio

Jesús Royo en La Voz Libre.

Acabábamos el artículo anterior -'España me da asco'- preguntándonos cómo puede dar asco un país. Y sobre todo, quién gana con ello. No logro entender que España -o Euskadi, o Cataluña, o el desierto del Sáhara- pueda dar asco. A un país puedo admirarlo o censurarlo, ponderar sus costumbres, sus fiestas, su paisaje o su clima, o discrepar de su sistema de vida, desear ir a él o huir de él, pero... ¿asco? ¿Cómo puede ser que dé asco un país? Y sin embargo, gran parte del nacionalismo periférico español se basa en ese 'España me da asco'. El nacionalismo es una administración del asco, redireccionándolo hacia 'el otro', el enemigo, el extranjero. Evidentemente no es un asco innato, sino inducido, aprendido. Quien siente asco por España no es porque España sea asquerosa, sino porque él se entrena, o peor, alguien lo entrena.

Hay ascos que quizá sean innatos en el hombre: lo viscoso, el tacto frío de la serpiente, el olor del vómito, etcétera. Pero, y ahí está el quid de la cuestión, el asco se puede educar. Se puede desviar hacia objetivos de lo más variopinto, de manera que las cosas más inocentes se vuelvan asquerosas. El doctor Alsina, profesor de Filosofía de Barcelona, un tomista de tomo y lomo -nunca mejor dicho-, nos decía: "Si yo no fuera tomista debería ser spinoziano. Pero Spinoza me da asco". Yo me preguntaba, ¿cómo puede dar asco un filósofo? Ahí está la fuerza del asco como educador: si queremos que alguien se aparte de algo, basta con hacer que le resulte asqueroso. Sentirá una aversión irreprimible, no le verá ni sombra de bondad, todos los males los atribuirá a su contacto o a su influencia. Un buen asco vale por todo un tratado de razonamientos. Así se han generado los ascos culturales: a los negros, a los moros, a los franceses, a la derecha, a los comunistas, a los nazis, a los judíos, a los borrachos, a los drogadictos, a la burguesía, al dinero...

O a España. El nacionalismo catalán -y supongo que también el vasco, aunque no lo conozco tanto- es en un 90 por ciento pura hispanofobia. Como hay poco que afirmar, se opta por negar: 'Catalonia is not Spain'. Y Spain es todo lo horrendo: es pobre, atrasada, anárquica, holgazana, atávica, ladrona, estúpida, africana. Y en consecuencia, da asco. Y como España da asco, 'español' es un insulto. En ese escenario, quien se atreva a definirse español es, o un temerario, o un tonto. O una sabandija facha. Y a las sabandijas, a las ratas asquerosas, hay que eliminarlas. Fíjense lo que consigue el asco: justifica el odio y enaltece como un héroe al violento que limpia la sociedad de alimañas. En vez de alimañas, ponga usted comunistas -para Rambo-, judíos -para Goebbels-, moros -para el Capitán Trueno-, fachas -para un progre barato- o españoles -para un nacionalista vasco o catalán- y se explicará muchas cosas. Se explicará, por ejemplo, la terrible pintada: "Matar (X) no es un delito, es un deporte". O aquella otra: "(X), haz algo bueno por la humanidad: suicídate". La equis vale para todas las variables anteriores y muchas más.

Si eres o has sido víctima de ese asco nacionalista hacia España, debes ponerte urgentemente en tratamiento. Primero, conocer: paséate por España, habla con españoles, comprueba que hay alguno que es inteligente, incluso más inteligente que tú; luego intenta oírte a ti mismo hablando en castellano, que no mancha, y empieza a sentirte ridículo con un prejuicio tan absurdo. Cuando tengas una idea positiva y fraternal de España y de los españoles, tus convicciones nacionalistas -si aún las tienes- empezarán a ser válidas y respetables. Por lo contrario, si se basan en el asco irracional, y encima aprendido en la escuela o en el esplai, lo siento amigo, perdóname que sienta algo de lástima por ti. Madura un poco. Libérate de tus ascos: aún estás a tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente post.

Si "vosotros" comprendierais esto y "nosotros" también, nos daríamos cuenta, de que somos los mismos, el que no pueda entender, lo que se intenta expresar en este texto, es evidente que esta envenenado.

Uno no nace catalán o español, no forma parte de su instinto, a uno lo educan desde pequeño, quizá ahí radique el problema.