Y la demamgogia de Pau Arenós en la contraportada de El Periódico.
Fernando Savater, padrino del Manifiesto por la lengua común, debe de estar sorprendido de la óptima salud que el castellano tiene en Catalunya.
Es muy probable que desde su llegada a Barcelona para recibir el Planeta no haya oído una palabra en catalán. Por supuesto, todas las personas se le habrán dirigido o manifestado en la lengua común. Se puede vivir en español, ver tele en español, leer en español, pedir un cortado y no un tallat y así hasta la infinita españolidad. Ni siquiera tuvo que alborotarse oyendo la lengua de Josep Carner en las horas que duró la ceremonia planetaria, puesto que cada una de las palabras que se pronunciaron fueron en riguroso castellano. Tal vez algún folclórico "bona nit" para alegría de los zulús presentes, o sea, los catalanohablantes.
También debe de estar satisfecho y reconfortado porque ha cobrado 600.000 euros por escribir en castellano en esa Barcelona en la que supuestamente se persigue a degüello el idioma de los conquistadores. Exactamente la bolsa es de 601.000, así que podría destinar mil euros a una lengua en peligro de extinción: no seré tan grosero de referirme al catalán sino al ma tike de los aborígenes australianos.
El colmo del sinsentido es que la editorial que paga el fortunón procastellano es catalana, Planeta, que publica toneladas de libros en el español amenazado que hablan 400 millones de personas.
Por lo demás, seguro que La hermandad de la buena suerte será un best-seller que algún día podría ser traducido al catalán. Aunque no es necesario porque aquí todos son capaces de leer la versión original. Buena suerte a la hermandad. Bona sort, que diría un zulú.
domingo, 19 de octubre de 2008
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