La primera novela de Pablo Tusset "Lo mejor que le puede pasar a un cruasán" fue un bombazo y por eso su siguente trabajo "En el nombre del cerdo" fue muy comentado, sin embargo su tercera novela "Sakamura, Corrales y los muertos rientes" ha pasado sin pena ni gloria. Leyéndola entiendo la razón y es que es una patada al estómago de cualquier tipo de nacionalismo.
Para muestra un botón:
El President de la Generalitat de Catalunya fue reelegido doce veces, en una de las carreras políticas más largas que se recuerdan. En ese largo periplo llegó a acariciar su viejo objetivo de que los impuestos que pagaban los catalanes se quedaran en Cataluña; sin embargo, cuando la nueva ley fiscal estaba ya en trámite parlamentario en Madriz, el alcalde de Baqueira Beret y un nutrido grupo de potentados de Vielha solicitaron a la Generalitat que sus impuestos tampoco salieran del Valle de Arán; una semana después, varias localidades costeras del alto y bajo Ampurdán solicitaron lo propio respecto a sus contribuciones tributarias, y, ya extendida la fiebre de la autodeterminación fiscal a la mismísima capital catalana, el acomodado barrio de Pedralbes se negó ne pleno a que sus dienros se gastaran en otros distritos de la ciudad, siempre tan sucios y atestados de inmigrates de color oscuro. Llegados a este punto, el President de la Generalitat carraspeó un poco y, con elegante naturalidad, se pasó por Madriz y retiró su proyecto de financiación autonómica.
jueves, 2 de diciembre de 2010
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