La opinión del actor Josep Maria Pou en El Periódico de Catalunya.
Estoy en Madrid. No de vacaciones sino por obligaciones laborales. El lunes, todavía en Barcelona, me armé de valor y, con el miedo en el cuerpo, me presenté en el aeropuerto. (El estado de alarma me tiene alarmado: vivo sin vivir en mi). Tuve suerte y volé al primer intento. Martes y miércoles, trabajo a destajo. El jueves, cumplida la jornada, me tomo la tarde libre y decido ir al teatro (lo mío es puro vicio). Cojo un periódico al azar, consulto la cartelera y estudio posibilidades.
Puedo ir, entre otros muchos, a tres teatros, el Español, el del Canal y La Latina, que dirigen respectivamente Mario Gas, Albert Boadella y quien esto firma. También puedo ir al Circo Price que dirige Pere Pinyol. O a un concierto de la Orquesta Nacional que dirige Josep Pons. Puedo escoger entre un texto de Josep M. Benet i Jornet u otro de Piti Español. O entre dos funciones que dirige Esteve Ferrer y una tercera que he dirigido yo mismo (disculpen si me repito). Y puedo elegir entre las risas que provoca Tricicle o los sobresaltos de La Fura del Baus.
Más alternativas: en el listado de intérpretes no dudo entre Núria Espert y Josep Maria Flotats; los dos son imprecindibles y de obligado cumplimiento. Estudio acudir a funciones en cuyo reparto figuran Carmen Conesa, Constantino Romero, Ricard Borrás y Marta Calvó, entre otros. Me apetecen por igual el buen hacer -el buen humor- de Juanra Bonet y de Llum Barrera. O, en materia de musicales, los nuevos Miserables, donde Ignasi Vidal se marca un Javert de campeonato, o repetir con Mamma Mia!, donde Nina y Alex Casademunt apuran las últimas representaciones.
Sigo leyendo y compruebo que de haber llegado unos días antes hubiera alcanzado a ver el De Filippo de Oriol Broggi con Marta Domingo y Manel Dueso; pero veo también que si prorrogo mi estancia unos días más puedo acudir a dos estrenos: el del Prometeo de Carme Portaceli, con Carme Elías y Lluïsa Castells, o el del Tranvía de Mario Gas con Vicky Peña, Ariadna Gil y Àlex Casanovas.
Metido en el estudio de la cartelera se me acercan dos señoras muy amables. «Senyor Pou, ens podem fer una foto amb vosté?». De repente, me asalta la duda. Por un momento creo estar en el Paralelo y que lo que tengo entre las manos es un periódico de Barcelona. Compruebo portada, fecha y lugar: no hay duda, estoy en Madrid. Constato que el teatro catalán tiene espíritu viajero, me siento, pido una caña y me encuentro como en casa.
martes, 14 de junio de 2011
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